Gas natural renovable: cómo funciona y para qué sirve
El desarrollo de las energías renovables y alternativas a las tradicionales materias primas fósiles es un pilar clave en la hoja de ruta europea para los próximos años. El interés por cumplir con los objetivos de reducción de CO2 y la búsqueda de energías más rentables y sostenibles, nos han descubierto algunas de las opciones que hasta ahora eran menos conocidas, como el gas natural renovable o biogás.
¿Qué es el gas natural renovable?
El gas natural como energía renovable, también conocido como biogás, tiene una composición muy similar a la del gas natural de origen fósil, es decir, el que se agota, con hasta un 80% de metano. Sin embargo, su principal diferencia es su origen.
Es decir, el biogás es una alternativa renovable a ese gas tradicional y se obtiene de la biomasa, que son los desperdicios de origen biológico, lo que lo convierte en una fuente de energía limpia.
¿Cómo se consigue el gas natural renovable?
Como decíamos, el biogás está compuesto en su mayoría por metano, pero también por CO2 y pequeñas mezclas de otros gases, como el nitrógeno y el hidrógeno. Este tipo de gas se genera a partir de la descomposición de materia orgánica, sobre todo de los residuos agrícolas y ganaderos.
Este gas natural surge en las reacciones de biodegradación de materia orgánica en un ambiente anaeróbico, sin oxígeno.
Para generar este tipo de combustible es necesario la puesta en marcha de un sistema de reciclaje de algunos de los deshechos más comunes que rodean nuestras ciudades, como las aguas estancadas y las basuras, aparte de los residuos agropecuarios.
El empleo del gas natural como energía renovable contribuye no solo al desarrollo de una energía limpia más, sino que favorece la Economía Circular ya que en su proceso de generación surgen biofertilizantes de aplicación en el medio agrícola.
El gas natural como energía
En la búsqueda de hacer del gas una energía limpia y renovable se ha observado que una mala fabricación del mismo, puede generar un efecto rebote, pero si se produce y usa adecuadamente, el biogás es muchos más limpio que cualquier otra fuente fósil:
- Menos emisiones de gases contaminantes: no solo de CO2, sino también de metano que es el gas que más incrementa el efecto invernadero.
- Reducción de residuos y deshechos agropecuarios y residuales que no se iban aprovechar y de esta manera son rentables.
- La eficiencia energética de las plantas de biogás es muy superior a la fotovoltaica.
- Alternativa con mayor disponibilidad. Es un tipo de combustible del que podemos disponer sin vernos afectados por fenómenos externos, como ocurre en el caso de otras energías renovables como por ejemplo, la eólica, cuando no hay viento, o la solar, cuando no hace sol.
- Es mucho más fácil de almacenar que otras energías limpias. Mientras que con la energía solar y la eólica, el almacenamiento en baterías sigue siendo una asignatura en desarrollo, pues es una opción posible pero limitada, el gas natural renovable se conduce de la planta de generación a cualquier zona de manera sencilla y rápida. En España existen más de 12.000 km de gaseoductos que permiten este transporte.
- Es una de las energías más competitivas que existen en términos de producción. Se estima que para 2050 este tipo de gas natural renovable forme parte del sistema energético sostenible habitual.
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